24/07/23

El edadismo en el mundo laboral

Año 2023, siglo XXI. Las nuevas tecnologías avanzan a pasos agigantados, pasos impuestos por un capitalismo aún más incipiente que busca aumentar los beneficios reduciendo los tiempos, que buscan ser aún más productivos sin tener en cuenta el precio que se deba pagar, que siguen generando hoy en día más diferencias entre personas ricas y personas pobres.

Parece que en esta nueva etapa tecnológica que nos acerca cada vez más al futuro que veíamos en las películas de ciencia ficción, el edadismo, el término acuñado por Robert Butler en la década de los sesenta para referirse a los estereotipos y prejuicios existentes con respecto a la edad, vuelve a tomar un protagonismo tan inesperado como contraproducente.

Las personas mayores de cincuenta y cuatro años comienzan a no tener lugar en el mundo laboral, ese mundo laboral que cada vez es más competitivo y menos humano. Un mundo laboral en el que priman más los estereotipos que los valores, donde muchas empresas todavía descartan candidatos por su edad, su sexo o su procedencia.

Hoy en día, uno de los términos más utilizados en los departamentos de gestión de personas es el de retención de talento. Permítanme que discrepe de este término y lo cambie por otro: fidelizar. Hay que fidelizar a todas las personas que, con sus talentos y sus valores humanos, ayudan a las empresas a ayudar a otras personas, porque no hay que olvidar que todas las empresas, independientemente del sector al que se dediquen, brindan servicio a otras personas, las ayudan. Fidelizarlas, no retenerlas... la retención es temporal, la fidelización va más allá de espacios en el tiempo.

Pero ¿qué pasa con la búsqueda de estas personas, de estos talentos? ¿Por qué una persona de más de cincuenta y cuatro años, con sesenta años, por ejemplo, no puede ser una de esas personas que, con su experiencia laboral y de vida, con sus valores y su carácter, pueda llegar a ser finalista en estos procesos de selección interminables y, finalmente, convertirse en una nueva incorporación a las empresas?

Y qué decir de la empatía, de ponerse en el lugar de los demás. Ojalá nunca nos suceda llegar a esta edad, que nos falten pocos años para jubilarnos, pero que no tengamos los años cotizados necesarios porque no hemos logrado encontrar trabajo en los últimos años de nuestra vida laboral.

Contratar personas dando prioridad a sus valores, a su talento, a sus capacidades y a su experiencia promueve la diversidad de edad en una plantilla y evita la discriminación de los trabajadores por razones de edad. Contratar a un joven de veinte años y a un hombre o una mujer de cincuenta permitirá a la empresa tener una perspectiva global tanto en conocimientos como en habilidades. Un BENEFICIO en mayúsculas, en definitiva, encontrar este equilibrio en los equipos de talento júnior y sénior, tanto para las empresas como para sus clientes.

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